15 may 2013

FINISTERRE



Fin da terra, da terriña
Entre el levante y poniente
Fin da terra dos airiños
Fuentecitas y torrentes

[....]Tierra franca brava y pura
de lembranzas y temores,
de leyendas misteriosas,
del amor de mis amores.

[....]Tierra cara al horizonte
que el océano quebranta,
mirando hacia el infinito,
buscando nuevas mañanas.

[....] Tierra de estuarios,rias
aguas de verde esperalda,
cauces rios, rias y mar,
aguas dulces y saladas.
Combatiendo mar con mar
con una linea corsaria.

[....]Entre poniente y poniente,
el Finisterre nos dá
una linea entre dos mares
y una gran inmensidad.
Un manto de caracolas
mezclado en el arenal,
rocas, testigos del tiempo.
huecas por la tempestad.
El viento nos da el lamento,
leves voces de sirenas,
evocando fantasias,
y ensueños de redes llenas,
y ese mar que sube y baja
juguete de la marea,
acunando los pesares,
mientras te deja en la espera.

FIN DA TERRA DOS MEUS LARES
L. VILCHES MOYA



Inspirador de preciosos poemas como este de L. Vilches Moya, el mágico Finisterre (Fisterra en galego), el denominado fin de la Tierra, se postula cada vez más como Fin del Camino de Santiago, que se prolonga más allá de la ciudad. 
La tradición de continuar la andadura hasta el Finis Terrae se entiende como un acto de purificación espiritual al despojarse de lo material. Son tres los rituales que se presuponen necesarios para alcanzar esa limpieza interior. 

1- Bañarse en el mar, en la playa de Langosteira, eliminándose así los restos de polvo del Camino
como un acto de limpieza y purificación del cuerpo y  librando el alma del pecado, comenzando una nueva existencia libre de culpas.

2- Quemar la ropa como símbolo para deshacerse de todo lo material  y quemar todo aquello innecesario o que el peregrino no quiera en su vida para iniciar el camino hacia una nueva vida renovada.

3- Ver la puesta de sol.  Simbolizan la muerte y la resurreción; la muerte del sol en el mar y  la resurreción al día siguiente, al igual que la resurreción del peregrino en el día a día de su caminar. 


Hoy en día, estos antiguos rituales forman parte de una tradición ancestra que con el devenir de los tiempos se entremezclan con nuevas costumbres o se adaptan a la actualidad. Es común que los peregrinos dejen algún elemento de su atuendo (botas, camiseta, concha de Santiago, etc) en la inmendiaciones del Faro como acto simbólico sin llegar a quemar la ropa. El baño en Langosteira se sustituye en ocasiones por mojar los pies en el agua.
Lo que si sigue siendo un espectáculo digno de admirar y que ningún peregrino quiere perderse es la puesta de sol. Una fusión perfecta entre el sol y el mar, un placer para los sentidos: la vista indudablemente, el olor a mar, el sonido de las olas rompiendo sobre las rocas...Un final perfecto para el Camino Santiago-Fisterra. 












1 comentario :

  1. Mi poema queda precioso en su página.
    Un saludo de
    Lucía Vilches Moya.

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